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La tecnología y su influencia en nuestra sociedad

  • Florencia Uquiche
  • 1 may 2013
  • 4 Min. de lectura

La tecnología ha progresado de manera impresionante en la última década, convirtiéndose en un fenómeno que avanza a pasos agigantados, imposible de detener. La actualidad ya muy poco tiene que ver con la tecnología de años pasados, cuando el mayor uso de un teléfono celular era el de realizar llamadas y mandar mensajes de texto, siendo impensable enviar alguna imagen a través de él; cuando para tomar una fotografía se necesitaba de una cámara que cumplía sólo esa función y después de ello aún se necesitaba llevar a un lugar especializado donde además tardaban un par de días en revelar las imágenes, sin contar el costo extra que ésto implicaba, la música y películas podían conseguirse sólo en incómodos cassettes y reproducirse en máquinas creadas especialmente para ello. Todo aquello que en ese entonces se hacía de modo normal, y hoy en día nos parecería una compleja tortura, pues ya nos hemos acostumbrado a la facilidad y simplicidad que nos brindan todos los nuevos productos y servicios al alcance de la mano y un click, y que a cada día cuentan con mejoras y nuevas funciones para nuestras ya insaciables ganas de más.



Todo esto se ha filtrado a nuestra vida diaria de un modo imperceptible y ya forma parte de nosotros. En la actualidad a la mayoría de la gente, especialmente a las personas jóvenes, le parecería impensable y de cierto modo tonto no hacer uso de cualquier mejora tecnológica que pueda brindar comodidad y rapidez sobre casi cualquier situación, al contrario, si alguna persona se niega al progreso tecnológico por miedo a lo desconocido o simplemente por creerlo innecesario, se le acusa de anticuada, como si esa decisión significara que tampoco ha progresado, incluso yo me he descubierto juzgando a distintas personas por seguir utilizando medios y métodos antiguos, como si ello cambiara de algún modo su valor. Seguramente ya te has encontrado en una situación similar: conoces a alguna persona agradable, la conversación fluye y después llega lo que casi parece un ritual hoy en día, le preguntas sus redes sociales y algún número para contactarle, de pronto la persona te dice que no cuenta con ninguno de ellos, y eso hace que de algún modo te ocasione cierto rechazo que muchas veces ni siquiera percibes como tal, preguntándote como es posible que viva de ese modo, pero ¿realmente cuál es la diferencia? ¿Ese tipo de cosas en serio es tan importante y necesario?



Realmente no tengo ningún problema con todo el apoyo que nos brinda la tecnología, realmente estoy demasiado agradecida de todo a lo que puedo acceder tan fácilmente y hace unos años era impensable; tener información al alcance de la mano para ayudarme académicamente, mayores formas de entretenimiento, facilidad para realizar comprar y moverme a través de la ciudad, incluso con la infinidad de tutoriales que pueden encontrarse en la red puedo aprender prácticamente cualquier cosa sin la necesidad de salir de mi casa. Es algo muy cómodo, pero no es lo único que existe. La época llena de avances que estamos viviendo es maravillosa, pero no debemos dejar que por eso guíe y cambie nuestras vidas.



Sin darnos cuenta, la evolución tecnológica también nos ha llevado a una evolución social y no es tan favorable como me gustaría. Es cierto que como toda situación, cuenta con partes favorables y buenas, como las historias que podemos leer de familias separadas que pudieron unirse nuevamente gracias a los medios de comunicación, o de personas de todo el mundo que se unen para apoyar una buena causa, logrando cambiar así alguna situación para bien; pero también podemos encontrarnos con situaciones terribles, como lo alarmante de la facilidad que tienen ahora tratantes de personas, ladrones, secuestradores y violadores para encontrar nuevas víctimas gracias a las redes sociales, donde alberga el peligro del anonimato, el mismo que hace que surjan lo peor de la crueldad humana, que permanece ocultos en las reglas de la sociedad normal. También hemos ganado problemas al socializar, parece que cada vez más personas creen que al tener una alta cantidad de amigos o seguidores ya deja de ser necesario buscar amigos en la vida real, cumplimos de una forma precaria nuestra necesidad de vivir rodeados, con una falsa sensación de ello. También al observar las maravillosas vidas que otras personas muestran a través de fotografías, nos da la sensación de tener una vida más miserable que el promedio, llevándonos incluso a comenzar a aparentar lo mismo y que lleva a un bucle con más personas, todas anhelando una vida perfecta, o al menos hacerle pensar ello a los demás. ¿Acaso tu nunca te has descubierto llevando a cabo esa práctica de presunción y falsedad? Presumiendo y creyendo que todo ello nos eleva en la escala social, haciéndonos terminar en la dependencia, conectados completamente y brindando todo nuestro tiempo, descuidando terriblemente nuestro alrededor y las verdaderas sensaciones que nos provee una situación cotidiana.



Incluso se están afectando a los más jóvenes con todo ésto, ver a niños pequeños que no sobrepasan los diez años conectados todo el día a un aparato móvil, inmersos en quien sabe cuanta información que pueden alcanzar, de lejos es algo normal y sano para el desarrollo. Somos seres naturalmente sociales y algo tan simple como el juego al aire libre, la convivencia sin ningún propósito más que el de pasar tiempo con alguien preciado no debería estar en peligro de extinción como consecuencia del desarrollo tecnológico.



No debemos dejar que algo que nos llena de apoyo sea opacado por nosotros mismos y su mal uso termine perjudicándonos más de lo que nos ayuda. La tecnología en si no tiene nada de malo, ningún punto en su contra, lamentablemente lo único que le otorga malas puntuaciones son nuestras mismas acciones y las decisiones que tomamos con y a través de ella.


 
 
 

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